sábado, 23 de enero de 2016

El Deivid

El Deivid era cachetòn, le decían el Carepoto e iba en la sala de al lado, estábamos en primero medio y las hormonas flotaban en el aire, el Deivid no era lindo pero me gustaba, lo miraba y se me hacían nudos en la guata y me tiritaba allá abajo. Yo tenia en ese entonces tiernos 13 años y creía que el amor era un cuento de hadas, hasta que un día me atreví y le conté a una compañera muy discreta que moría por el Carepoto, al otro día todo el liceo sabia de mi amor puberto, y el Deivid na de tonto me mando un recado, que nos viéramos en la plaza al salir de clases, allá fui yo con mi melena y mi jumper cortisimo, mas tímida que la chucha me senté a su lado, en lo oscurito, y todo canchero me dice "oye tu me gustai, quieres pololear conmigo?" a lo que respondo, ehhh ya po. Y ahí comienza mi primer pololeo oficial, mi primer amor, esos amores que te llegan al contre por ser los primeros, por ser tan hormonales y weà,

Con el Deivid nos juntábamos todos los recreos y en la salida, básicamente nuestro pololeo se resumía a besarnos en la boca, el cuello y corrernos mano, con el aprendí a besar, a dar de esos besos calientes que te dejan seco, con ese muchacho yo prácticamente no hablaba, estaba mas flaca ya que ni comía por estar prendada a su hocico de lunes a viernes, puta que lo amaba, esos amores con peluches chinos, cartas con faltas de ortografía y weas feas.

Y así se nos paso primero medio, entre agarrones, besos con lengua y punteos. Un día en el paradero, ya era diciembre don Carepoto me dice "oye, ya todos los chiquillos lo hicieron, menos nosotros, ¿Cuando lo haremos?- ehhh pronto po, consiguete condones si. Y así fue, al siguiente día nos fuimos del colegio rumbo a un sitio eriazo que yo conocía, y ahí entre la tierra y matorrales le entregue mi flor, entre que le costo ponerse el condón, que yo tiritaba tanto, en que no le achuntaba se nos fue la tarde y me fui pa mi casa con una sonrisa medio triste, había perdido la virginidad y volvía a casa con pasto seco en las piernas, en el pelo, sintiéndome mas grande.

Mi historia con el Deivid llego hasta ahí nomas, ya que no me pesco mas, y junto con mi primera vez en el sexo, fue la primera vez que sufrí por un conchesumadre.